Antes de comenzar me gustaría
aclarar que no es un artículo de equidad de género, más bien el enfoque es de
igualdad entre hermanos y hermanas, ya sean solo hombres, solo mujeres o de
ambos sexos.
Muchos padres y madres tratan de
dar lo mismo a hijos e hijas, tanto en lo material como en el amor y las
atenciones, pero eso no es del todo posible. Es difícil ser equitativo cuando
los hijos e hijas son diferentes entre sí, tiene gustos diferentes y quiere
cosas que varían mucho. En este artículo hablaremos de cómo hacerlo de una
manera más eficiente.
Cuando era niña note que mi padre
tenía el problema de que compraba cosas solo para una de sus hijas, no porque
quisiera más una o a otra sino porque era su manera de hacer las cosas.
Afortunadamente tuve una madre que trataba de compensar esos detalles, pero en
realidad lo que más tranquilidad me dio fue lo que mi abuela me dijo, lo cual
recomiendo ampliamente que se le diga a los niños y niñas. Lo que mi abuela
dijo fue que todos tenemos nuestro propio lugar, perfecto para nosotros y que
nadie puede quitárnoslo, siempre me imagine ese lugar como una parcela que
existe en la cabeza de las personas y que es del tamaño perfecto para nosotros,
es solo nuestra y que nadie puede quitarla o invadirla, y se crean parcelas
nuevas para cada persona. El saber que
tienes un lugar en la familia y en los seres queridos da la posibilidad de
estar más tranquila y no tener el deseo de pelear por un lugar.
Los padres y madres, así como abuelos
y tías, pueden hacer mucho para tratar de mantener una igualdad entre los
pequeñitos de la casa. En teoría lo recomendable es llevar un regalo para cada
uno de los hermanos o hermanas, pero en la práctica esto es complicado. Debemos
admitir que hay un pequeño o pequeñita que nos parece más agradable o que vimos
algún regalito solo para uno de ellos, así que lo que podemos hacer para emparejar
las cosas es tratar de llevar algo la próxima vez para él o las otras. No
necesariamente tiene que ser igual o lo mismo, pero trate de ser equitativo,
que te den un mazapán mientras que a tu hermano un automóvil, es algo gacho.
Hablar con cada uno de los
hermanos o hermanas es importante en estas situaciones, saber que piensa y
siente nos dará una idea de cómo manejamos las cosas.
En caso de actividades y tiempo
que compartimos con cada uno de los infantes puede llegar a ser más complicado,
regularmente hay uno que comparte intereses con nosotros o en su defecto que no
le gusta lo que hacemos. Un tío futbolero llevaba a su sobrino a partidos de
fútbol e hizo un lazo fuerte, mientras que el otro era un poco rechazado porque
no le gustaba el fútbol. En estos casos podemos buscar un espacio en común, por
más diferentes que seamos habrá algo en común que podamos compartir. La hora de
la comida es un momento que podemos compartir en familia, y dar tiempo de
escuchar a cada uno de sus miembros.
Involucrar a niños y niñas en
actividades que hacemos, ya sea cotidianas o de diversión, es otra manera de
enseñar habilidades y a la vez fomentar actividades juntos. Enseñar labores
domésticas finalmente es tiempo que pasamos con nuestros pequeñitos poniéndoles
atención. Compartir las actividades que a nosotros nos gusta puede propiciar
que se despierte en los infantes una curiosidad o gusto, el explicar cómo
escoger una tela para hacer una chamarra finalmente es tiempo en que prestamos nuestra atención.
Trate de fomentar las habilidades
de cada uno de sus infantes, y dar oportunidad de realizar varias actividades
sin importar el sexo, que sea él o la pequeña la que le diga que no quiere hacer
eso, en vez de usted imitándolo. Si lleva a uno a baile o fútbol, trate de
llevarlos a todos, este pendiente de escuchar y observar para saber si le gusta
o no esa actividad. En caso de que no le guste dele otra opción. El pedir dejar
ir a clases de baile por quedarse a ver televisión no es una alternativa, la
idea es dejar baile por hacer otra cosa como clases de pintura.
Recuerde que cada individuo es único,
sus hijos e hijas son diferentes entre sí, por lo que por más que haga el trato
será variado para cada uno, la idea es tratar que el trato individual no genere
competencia ni sensación de disgusto. Es una tarea difícil pero posible.
Psic. Alina Garnica.
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