En muchos lugares existe la
tradición de limpiar la casa para fin de año, ya sea dedicar un día completo o
hacerlo por varios días. El objetivo es recibir el año nuevo en un ambiente aseado
y acomodado para comenzar el año de una buena manera. En este artículo
trataremos no solo la limpieza de casa u oficina, sino también de mente.
Según nuestras actividades y
creencias nuestros entornos están más o menos limpios, lo recomendado es que el
aseo sea frecuente de ciertas cosas, como: el trapear y barrer el piso, lavar
los trastes, cambiar la ropa de cama, etc. En cambio, hay otras cosas que se
hacen muy pocas veces, como lavar ventanas, sacudir techos, aspirar sillones. Y
cosas que raramente hacemos, como limpiar la bodega de cosas guardadas (ya sea
en el ático, debajo de la escalera o en el closet).
Antes de que termine el año es
buen momento de que hagamos lo frecuente, poco frecuente y lo que hacemos casi
nunca. Esto no solo nos sirve de deshacernos de la mugre, sino también para ver
qué cosas tenemos, deshacernos de aquello roto, feo, que no ocupamos o que no
queremos.
Se ha visto en investigaciones
que el espacio físico a nuestro alrededor (casa u oficina) es un reflejo de cómo
esta nuestra cabeza, cuando estamos organizados y acomodados, nuestra cabeza
tiende a estar de la misma forma y fluir con mayor armonía. Pero en cambio
cuando somos un caos mental, regularmente lo es nuestro espacio personal.
Por lo que al empezar este año
con menos cosas mentales es importante revisar nuestro espacio físico. Al
principio es difícil desechar de aquello que le damos fuerte valor emocional,
ese pantalón que usamos cuando conocimos al amor de nuestra vida, será difícil
de deshacernos de él pese a que está en mal estado y no lo usaremos nunca. Se
vale que si no estamos listo para tirar esas cosas no lo hagamos, pero realice
un esfuerzo en tirar o regalar aquello que no quiere o este roto, tendrá más
espacio. Tenga cuidado en que al votar una cosa no tenga la compulsión de
llenarlo con algo más, ya que esto puede indicar que se tiene un hueco mental,
que por más cosas que tenga y le ponga no lo podrá llenar nunca, mejor asista
con un especialista a terapia.
Otra manera de vaciar nuestra mente
de todas aquellas cosas que a lo largo del año nos atiborramos es la reflexión
del año. El analizar como nos fue, que hicimos, que logramos, en que fallamos y
que nos faltan, es una manera de ver como esta nuestra vida. Tenga cuidado y no
sea tan crítico o negativo, que no haya logrado lo que usted o sus seres
significativos querían, no quiere decir que sea un fracasado total, solo que
este año ya no lo hizo y puede internarlo el próximo o cambiar de objetivo.
Dese un tiempo de agradecer
aquello que lo hace feliz y que si logro, su familia, su pareja, un techo sobre
su cabeza, su mascota, que sobrevivió a este mundo, que consiguió eso o
aquello. Puede agradecérselo a usted, al universo, a su creencia religiosa, el
chiste es hacer un recuento de lo bueno y positivo de su vida.
Lo siguiente que le recomendaría
será el perdonarse por los errores y tarugadas que hizo en el año, o en la
vida, usted decide. El dejar un tiempo para decirse a sí mismo que lo hizo mal
y que sería bueno no volver a hacerlo, pero que al final puede continuar. Si lo
desea puede resarcir el daño, pedir disculpas o hacer algo para tratar de solucionar
su error. Si se le dificulta este punto tal vez sea momento de buscar ayuda
para liberarse de esto.
Que este año esté lleno de amor
propio, salud mental y felicidad.
Psic. Alina Garnica
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