Contestación a una pregunta hecha a este blog.
A lo largo de nuestra vida nos vemos con una serie de normas que nos imponen, ya sea la sociedad, nuestra familia, la escuela, o incluso nosotros mismos. Metas a las que hay llegar de una forma casi rigurosa.
A lo largo de nuestra vida nos vemos con una serie de normas que nos imponen, ya sea la sociedad, nuestra familia, la escuela, o incluso nosotros mismos. Metas a las que hay llegar de una forma casi rigurosa.
Como mujer se espera que sea bella, talentosa, me case y
tenga hijos; pero a las vez como profesionista se espera que tenga un trabajo
estable, tenga éxito, tenga recursos económicos, y por si no fuera poco se
espera que sea buena ciudadana, no cree alborotos, sea una buena hija y
hermana, buena vecina, etc. Un largo
etcétera. Y claro que no cumplo con
muchos de esto, si soy estricta no cumplo con cosas que yo me he impuesto y creo son importantes.
Muchos de nosotros efectivamente cumplimos con muchas de
esas metas, pero que pasa cuando no lo hacemos, que es en muchas ocasiones, o
incluso logrando esas metas no somos felices. ¿Entonces qué hacemos?
La respuesta es sencilla manda todas esas metas y deberes al
demonio, y se feliz. Pero la práctica es
muy diferente, por eso a veces necesitamos ayuda.
Existe una gran cantidad de personas que han logrado
quitarse mucho de los deberes impuestos y tener un estilo de vida que los hace
feliz, pero también muchos otros que son infelices ya sea con su estilo de vida
o con lo que no han logrado. La diferencia radica en cómo ven las diversas
metas y deberes que hay que hacer, lo que piensan al respecto.
El pensar que las metas impuestas son opcionales y que sería
padre llegar, pero si no lo logramos no pasa nada nos dará tranquilidad. Y
realmente podremos llegar a las metas que nos hagan felices.
Recuerde siempre que el ser feliz no implica de ninguna
manera el lastimar o dañar a terceros, ni a nosotros mismos.
Psic. Alina Garnica.
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